Por Juan Carlos Penagos Trujillo.
Una gran señal apareció en el cielo: una mujer revestida del sol, la luna bajo los pies y en la cabeza una corona de doce estrellas […] ¡Ay de la tierra y del mar!, porque el Diablo ha bajado hasta ustedes, enfurecido, porque sabe que le queda poco tiempo […] Enfurecido el dragón con la mujer, se alejó a pelear con el resto de sus descendientes, los que cumplen los preceptos de Dios y conservan el testimonio de Jesús.
Apocalipsis, 12, 1-17
El CDC ha dicho que los completamente vacunados contra el covid transmiten la variante delta. De hecho, según Yahoo News, la directora del CDC, Rochelle Walensky, afirmó que:
CDC investigations have found that the amount of virus present in vaccinated people infected with Delta is similar to the levels found in unvaccinated people with Delta infections. That’s an indication that vaccinated people can easily transmit the virus – even though they’re less likely to get sick on the whole.
Aria Bendix. yahoo.com
Las palabras de Walensky, que intentan ser tranquilizantes a pesar de las malas noticias para los crédulos sometidos al regimen de los pinchazos eternos; y que las muertes de “completamente vacunados” niegan una y otra vez, equivalen a decir que de nada (o muy poco, en el mejor de los casos) sirve estar “vacunado” contra el covid. Sobre todo si los alarmados vacunados tienen miedo de ser infectados; y en muchos casos son precisamente los vacunados quienes resultan positivos en los test; y los que, al contrario de lo que repiten sin parar los noticieros y periódicos a coro con los oficiales de los gobiernos e instituciones transnacionales, son hospitalizados y mueren de la enfermedad. En ese sentido, el IBT (International Business Times) reporta que “10,857 Fully Vaccinated Americans Have Died Of COVID-19; 30,000 Hospitalized”; y después de presentar las cifras de infectados y muertos, confundiendo vacunados y no vacunados como si se tratara en el fondo de la misma cosa, en modo damage control se apresura a repetir el talking point de que “fully vaccinated individuals still has [sic] a much lower chance of testing positive or dying from the virus.” Y esto lo hace sin presentar las cifras concretas, sino un vago “unvaccinated individuals were six times more likely to be diagnosed with COVID-19 and 12 times more likely to die from the virus.” Por su parte Forbes, también en modo damage control, con una densa red de ejemplos y circunloquios aleccionantes, proferidos en tono de didactismo orientado a la formación de párvulos ignaros para motivar la vacunación, informa que según el CDC hasta el 26 de junio de 2021 “4,115 Fully Vaccinated Have Been Hospitalized Or Died With Breakthrough Covid-19 Infections.”
Afortunadamente el escape del círculo de la mentira a propósito de la enfermedad que, según las imágenes de espanto provenientes de la China que fueron estratégicamente presentadas a la población mundial a comienzos de 2020, iba a dejar a tus padres y vecinos tirados en la calle, muertos y sin cristiana sepultura, es relativamente sencillo. Lo único que se necesita para salir del círculo vicioso de la más que nociva y falsa narrativa mainstream acerca del covid es dejar de ver los noticieros, de escuchar los programas de radio, y de leer la prensa acostumbrados, pertenecientes a la legacy, mainstream media sphere; los cuales innegablemente para cualquiera con tres dedos de frente se caracterizan por estar orientados a engañar a la población y promover la agenda globalista/progresista anti-cristiana.
También es necesario salir del Google Archipelago, y para ello hay que dejar de usar el navegador y el buscador de Google; y cancelar las cuentas de Facebook, Instagram y Twitter, que como las de TikTok y Snapchat no sirven para nada, excepto para someterse al “grooming”, caer en la adicción a las redes sociales, y someterse en consecuencia a su control ideológico y comportamental, por medio del correspondiente lavado de cerebro cotidiano, bajo el peso de la censura anti-cristiana y anti-conservadora que se encuentra en el núcleo de la deriva ideológica de estos productos y de las corporaciones que los operan. Todos esos outlets y gatekeepers están al servicio de la agenda del pánico generalizado acerca de una enfermedad que, si se revisan las estadísticas oficiales, con espíritu crítico, no parece justificar todo lo que se ha hecho para destruir en su nombre lo que quedaba de la Civilización Cristiana.

Según la actualización del 21 de diciembre de 2021 del portal worldometers, el covid 19 tiene una tasa de mortalidad de 690.3 personas por cada millón de infectados, lo que implica una probabilidad de sobrevivencia de más del 99%. Estos números no son muy halagadores para las pretensiones de políticos, élites globalistas, y medios de comunicación, quienes tratan de convencer a la población mundial de que el virus, muy seguramente producido en el laboratorio de virología de Wuhan, en China, y financiado con recursos de los contribuyentes estadounidenses y europeos (usados para gain of function research aprobada por el lástimosamente célebre doctor Faucci, y por los miembros de la Comisión Europea en el seno de la Unión Europea) es la segunda venida de la peste negra; esta vez en esteroides, and with a vengeance.

La situación del pobre covid 19 se hace más triste cuando se considera que buena parte de los decesos que se le achacan corresponden a pacientes de edad avanzada y con co-morbilidades, quienes muy probablemente no murieron de covid sino con covid; y que quizá hubieran podido ser tratados y salvados con medicamentos que los dirigentes de este mundo caído y los “expertos” que los asesoran se han esforzado demasiado por desestimar, a pesar de que en muchos casos han funcionado para combatir el desarrollo de formas graves de la enfermedad:
La miseria del covid como amenaza real se confirma cuando se considera que la enfermedad que se supone deben prevenir las vacunas de Pfizer, AstraZeneca, Johnson & Johnson, Moderna, etc, sólo correspondió al 2% de las hospitalizaciones en Francia durante el año 2020; aunque la prensa mainstream y los políticos, quienes es evidente que mienten descaradamente, digan todo lo contrario:
Y si el covid es miserable en sí mismo como amenaza real para la humanidad, mucho más miserables son, en el plano medicinal, los procedimientos médicos que los poderosos quieren imponer, con el combate contra el covid como pretexto, sobre toda la población mundial. Paradójicamente, esos mismos procedimientos, cuando se indaga con alguna profundidad sobre ellos, parecen ser la verdadera amenaza. No es sólo el hecho de que productos como los de Moderna y AstraZeneca hayan sido suspendidos, o su utilización limitada debido a preocupaciones médicas; lo que induce a sentir el colmo de la desconfianza en un ambiente en el que, sin embargo, no existe ninguna responsabilidad por parte de nadie ante los ciudadanos que son sometidos a esos tratamientos.
La credibilidad de las inyecciones recibe un nuevo golpe cuando se considera lo que es evidente, incluso para quienes tratan de decirnos que son buenas, y están más interesados en mentir al respecto: que en realidad no son ni siquiera medianamente buenas para lo que se supone que fueron creadas.
Según el portal de noticias RT France del 20 de diciembre de 2021, Ugur Sahin, CEO de Biontech Pfizer afirmó en entrevista al diario francés Le Monde que “incluso los vacunados tres veces con el producto de su compañía son susceptibles de transmitir el covid”. Así mismo, el dirigente de la industria farmacéutica ha recordado que está confirmado que los vacunados transmiten el virus; es decir, que se infectan y son factor de riesgo para los demás, aunque los poderosos pretendan hacernos creer que el riesgo lo representan principalmente los no inyectados. Por si eso fuera poco, Sahin también ha estimado, en un loable arranque de reflexión y sinceridad, que es “muy probable” que su producto tenga una pérdida de eficacia; la cual según un estudio citado por RT disminuye a 25% apenas tres meses después de la aplicación de la tercera dosis.

En consecuencia, a estas alturas es insostenible la mentira de que las inyecciones que las grandes multinacionales farmacéuticas ofrecen como única manera de combatir el covid sean realmente eficaces como tratamiento médico para salvaguardar la salud de los inyectados y de quienes entren en contacto con estos. Sólo un completo idiota creería tal cosa. De hecho, hay que ser idiota, y de los mejores; o un prometedor púpilo de las SS, la Cheka, la Gestapo, o la Stasi, para defender las políticas cada vez más inconfundiblemente tiránicas que buscan “motivar/convencer” a la población de la mayor parte de los países del mundo para que reciba una y otra vez el mismo tratamiento cuando menos ineficaz; el cual además de la cada vez más presente miocarditis, de los coágulos sanguíneos (que no son privilegio exclusivo de un fabricante), y de las muertes cuya importancia la prensa se apura a minimizar con una insistencia risible, puede exponer sus recipientarios, y a quienes los rodean, a efectos adversos de corto, mediano y largo plazo aún desconocidos sobre su salud e integridad.

En este punto es importante considerar que la mentira en relación con las inyecciones en cuestión empieza desde la denominación misma que se ha dado a estos productos en el discurso dirigido a la opinión pública mundial. Ninguno de los tratamientos que están siendo forzados sobre la población mundial es realmente una vacuna, aunque en una movida innegablemente orwelliana el CDC haya modificado en el mes de septiembre, contra toda verdad, justicia y sentido común, la definición misma de “vacuna” y “vacunación”. Ninguno está realmente aprobado, aunque los medios de comunicación mientan deliberadamente al respecto, confundiendo conscientemente una cuestionable “aprobación” para uso de emergencia con la aprobación real de un producto que se presenta como un procedimiento médico.
Para hacer las cosas más oscuras, nadie responde ni responderá legal, médica o económicamente a los usuarios por causa de los efectos indeseados que puedan tener esos productos que son ofrecidos a la humanidad por los gigantes multinacionales de la industria farmacéutica. Vale la pena recordar que los gigantes de BigPharma han sido en múltiples ocasiones responsables, no sólo del patrocinio de los noticieros que nos incitan a dejarnos inyectar, sino que en su búsqueda de poder y riqueza también han sido sorprendidos no pocas veces en procederes criminales, tales como los relacionados con la crisis de los opioides, el escándalo del asbesto en los polvos para bebés de Johnson & Johnson, el escándalo de la Talidomida, y el escándalo de Bextra (Pfizer). Sin embargo, el nivel de confianza de los medios de comunicación mainstream en la estupidez o pusilanimidad de la población es tal, que incluso se atreven a decir abiertamente a los ciudadanos que estos no tienen ni tendrán ante quien reclamar si algo sale mal, pero que deben tener total confianza en los procedimientos que requieren tal nivel increíblemente inusitado y decididamente sospechoso de blindaje jurídico; el cual se lleva hasta níveles hiperbólicos de absurdo con el pantagruélicameente fishy otorgamiento a Pfizer, por parte de la plagada de conflictos de interés FDA, de un periodo de 75 años de protección y confidencialidad para la información correspondiente a los datos de su “vacuna” covid.
El panorama hasta aquí es ya bastante oscuro, y sin embargo hay más tinieblas para iluminar en este artículo. También sabemos que para cualquier católico/cristiano bien informado y preocupado por la salud de su cuerpo y de su alma estas inyecciones, que están teñidas de aborto, son inadmisibles, como lo han sustentado el arzobispo Viganò y el arzobispo Schneider en respuesta a la cuestionable argumentación presentada por el Vaticano, y por diversos supuestos medios católicos, con el fin de promover la aceptación de dichos procedimientos por parte de los fieles. De hecho, existen testimonios de profesionales, como la doctora Pamela Acker, censurados por Bigtech (Google/Youtube) que dan cuenta de la horrible naturaleza del proceso de obtención de las líneas celulares utilizadas durante el desarrollo de las vacunas, el cual implica que los niños deben estar vivos en el momento de la extracción de los tejidos.
Así mismo, es posible encontrar testimonios de whistleblowers de Big Pharma, en los que se presenta evidencia, tomada de los emails de altos responsables (incapaces de dar la cara a la opinión pública) dentro de las compañías farmacéuticas, acerca de la utilización de estas líneas celulares obtenidas por medio de abortos; de la reticencia por parte de los empleados de estas compañías a recibir esas mismas vacunas, o a permitir que se las apliquen a sus hijos; y en los que se da cuenta de la consciencia por parte de los insiders dentro de las compañías farmacéuticas a propósito de la superioridad de la inmunidad natural sobre la supuesta protección que ofrecen las vacunas.
A ello se suma el hecho de que las inyecciones cumplen un papel fundamental en el proceso de establecimiento de la dictadura global denunciada por el cardenal Burke, y por el cardenal Gherard Muller, la cual tiene por slogan la frase build back better, y que ha sido denominada The Great Reset por los miembros y asociados del nada encomiable World Economic Forum.
Como si todo lo anterior fuera poco existen numerosas denuncias, a todo lo largo y ancho del mundo, por parte de profesionales relacionados con la salud, acerca de la nocividad de las inyecciones, y de la gestión amañada, y quizá criminal, de los datos referentes a los efectos adversos y su registro:
Muchas personas con dignidad alrededor del mundo han perdido sus trabajos por oponerse a esta conjura infernal, la cual parece confirmar los testimonios de whistleblowers creíbles con respecto a la inclinación de los grupos de índole satánico-masónica para infiltrar, entre otros sectores, la educación, la prensa, y la salud, como parte de su proyecto de destrucción de la Civilización Cristiana, y de establecimiento de su “nuevo orden mundial”. Otros han sido censurados por denunciar lo que está mal con respecto a la gestión totalitaria que se ha llevado a cabo del covid. Sin embargo, estas voces no han podido ser calladas. Médicos y enfermeras íntegros siguen denunciando, a pesar del silencio de la prensa y el establecimiento médico y científico cómplices del genocidio callado en curso, que los protocolos y prácticas médicos indicados para el tratamiento del covid, entre los que ocupan un lugar central las inyecciones bautizadas a la fuerza como vacunas, están matando a los pacientes.
El mismo dr Robert Malone, uno de los inventores de la tecnología ARN messenger usada en las inyecciones ha prevenido abiertamente, a pesar de haber sido censurado incluso por Wikipedia, en contra del uso de las mismas en seres humanos. El mismo Malone ha llamado la atención sobre el hecho de que los inyectados pueden devenir supertransmisores, ha prevenido acerca de la posibilidad de que las vacunas hagan el virus más peligroso, se ha opuesto al uso de ese tipo de tratamiento en niños; y ha denunciado, como los cardenales Burke, Müller, los arzobispos Viganò y Schneider, y muchas personas valientes y conscientes de todo el mundo, la utilización de la aparente pandemia para generar un gobierno totalitario global.
El panorama de espanto se complementa con informes de médicos y patólogos que dan cuenta de hallazgos terroríficos e incluso inusitados en los tejidos de pacientes muertos que habían recibido algún tipo de inyección ofrecida como “vacuna” contra el covid. A lo que se suma el hallazgo de partículas y estructuras inquietantes en los fluidos correspondientes a las vacunas; así como también de placebos en algunos frascos, lo que indicaría una voluntad de evitar que muchas personas manifiesten efectos adversos al mismo tiempo.
A pesar de toda la evidencia en contra de la bondad de las inyecciones y del dispositivo de control de la enfermedad para el que son fundamentales, los medios de comunicación mainstream, los gobernantes, los miembros de las instituciones globalistas no cesan de cortejar y presionar a los no vacunados. Esto lo hacen, de manera moralmente inexplicable, excepto si se piensa en la hipótesis del mal, por todos los medios posibles, incluyendo chantajes y amenazas, para que todas las naciones de la tierra se sometan en pleno a un tratamiento médico de carácter experimental, y con más que suficientes indicios de ser nocivo a corto, mediano o largo plazo para la salud de los seres humanos.
El claro y resuelto esfuerzo totalitario de quienes presionan para la imposición irracional de estos procedimientos médicos a toda la población ha llegado al punto de amenazar a quienes no se sometan al mandato vaccinal con la imposición de multas y la condena al ostracismo y el confinamiento. Inluso hay países en los que, como si se hubiesen olvidado las lecciones de los campos de concentración nazis y del archipiélago Gulag, se han instalado campos de internamiento para pacientes “positivos” de covid, que para colmo de sinsentido pueden no estar enfermos en realidad. La situación no puede calificarse sino de siniestra cuando se considera que el nivel de contradicción e insensatez de los argumentos a favor de la imposición de las inyecciones, de los confinamientos y del apartheid que están vinculados con éstas, tanto desde el punto de vista médico como desde el político y humanitario, son manifiestos, y sólo seres humanos muy corruptos o estólidos podrían obviarlos.
La situación global ha llegado a un punto de insania tal que para sectores amplios de la población mundial se ha hecho normal la emergencia cada vez más acelerada de medidas totalitarias, justificadas por las mentiras urdidas alrededor del covid, y tan extremas, que hasta hace poco parecían material propio de la ciencia ficción y las teorías de la conspiración más absurdas. Pero no hay peor tonto que el no quiere entender. Al presente, con respecto a la denominada variante Omicron la prensa mainstream de todo el mundo, los gobernantes, y sus co-locutores y asociados tratan de mantener/reavivar/aumentar el miedo en las poblaciones, y de instigar el resentimiento contra los recalcitrantes que se resisten a la vacunación. Y los cobardes, motivados por la insensata esperanza de poder vivir a cambio una vida tranquila, se someten a estos abusos. Poco parece importar el hecho de que esta nueva variante sea incluso menos peligrosa que las anteriores; y que, según su descubridora, quien no comprende el alarmismo mediático y político al respecto, podría representar la posibilidad de un aumento en la inmunidad general contra la enfermedad.
Al señalar la falsedad de los llamados de alarma de quienes monopolizan el discurso oficial a propósito del covid la dr. Angelique Coetzee corre el riesgo de verse censurada e incluso exiliada del medio profesional como muchos otros profesionales de la salud y de la ciencia alrededor del mundo. El aturdimiento y la disonancia cognitiva en que los medios de comunicación, los políticos, las instituciones globalistas, las grandes corporaciones, Big tech, Big pharma, y en fin, el conjunto de los hijos del Diablo y enemigos de Dios han sumido al mundo, impide que muchos vean con claridad la palmaria falsedad de los llamados al pánico, a la sumisión, el uso de máscaras, el confinamiento, el distanciamiento, y la vacunación:
Los totalitaritaristas, muy iluminados, muy masones y muy majos, que se aprovechan de esta situación en todo el planeta, cada vez son más claros con respecto al hecho de que pretenden instaurar un nuevo orden mundial, en el que quienes no se sometan a sus designios serán ciudadanos de segunda clase en el mejor de los casos, y en el peor sufrirán las duras consecuencias del imperdonable pecado de tener dignidad, carácter y criterio en el mundo distópico habitado por los esclavos inyectados cada seis, cuatro o tres meses, quienes serán muy posiblemente controlados por medio de chips subcutáneos; y por prisioneros “no vacunados” recluidos en campos de concentración. Todo esto lo han conseguido los sádicos del covidismo, hijos y siervos del padre de la mentira y asesino desde el principio, avanzando de mentira en mentira. Un día dicen los presidentes, ministros de salud, y primeros ministros que sólo serán dos semanas de confinamiento, que no habrá vacunación obligatoria, que no es necesario ni obligatorio el porte de máscara (ese símbolo de la sumisión y la esclavitud, verdadero mecanismo de condicionamiento, distanciamiento y humillación); y cuando la población ha aceptado esas políticas, pasan a declarar un nuevo confinamiento, porte de máscara obligatorio o forzado, y un pasaporte vaccinal perpetuo en un estado de vigilancia perpetua. El avance hacia el totalitarismo es tal, que diversos países, como si no hubieran aprendido las dolorosas lecciones de su pasado nazi, se aprestan a hacer uso de grupos de policía secreta, del tipo Gestapo o Stasi, para cazar a los rebeldes que no quieran someterse a la dictadura “sanitaria”:
Después de dos años de este condicionamiento acelerado (con el que se pretende coronar un proceso de sometimiento de la población que se ha extendido por muchas décadas) por medio de la imposición de traumas globales, del cultivo del miedo generalizado, y la difusión continua de falsedades proferidas sin ninguna consideración por la evidencia ni preocupación por la verdad, la población, que ha ido cediendo su dignidad y libertades a cambio de una falsa seguridad y protección, de pronto se encuentra ante un discurso amenazante y autoritario pergeñado a partir de mentiras dichas e hilvanadas con desparpajo gélido y alucinante. A través de este discurso abominable, que de modo progresivo se hace más abiertamente feroz, los delirantes auto-proclamados amos del mundo sádicamente indican a sus esclavos que sin vacuna ya no vivirán como ciudadanos libres y sanos; y que tampoco los vacunados podrán acceder a las libertades que perdieron en el proceso de aceptar la propuesta de vivir como bestias encerradas, atrapadas en el pánico infundado creado a causa de “la pandemia”; las mismas libertades que entregaron por miedo a morir (el mas idiota y pusilánime de los miedos), y que creyeron estúpidamente que les iban a ser devueltas a cambio de su miserable aceptación del confinamiento, las máscaras, y la vacunación sin fin:
Mientras tanto se repite en el aire el ingente infundio de que los no vacunados, entre los que se cuentan el que esto escribe y la mayor parte de la gente con que tengo interacción a diario, quienes no nos hemos enfermado (por lo menos no gravemente), son los que llenan los servicios de emergencias; ¡los cuales nunca estuvieron llenos de pacientes con covid! Y simultáneamente se hace cada vez más normal la ominosa constancia, la omnipresencia cotidiana de un estado policial global; un reino del terror y la mentira en el que ya no existe respeto por la dignidad humana, y en el que cada vez quedan menos rastros de los derechos y libertades de los ciudadanos. Las élites masónico-globalistas enfermas e infernales parecen haber conseguido, o estar muy cerca de conseguir su objetivo secular, y acaso milenario, de someter la humanidad a sus nefastos designios y caprichos.
. Daily Wire
Pero no se debe olvidar que en el momento más oscuro y desesperado es cuando la Providencia Divina actúa con mayor eficacia para la salvación de los que aman a Dios y lo buscan sinceramente. En el momento en el que Cristo expiró en la cruz, tras haber dicho “todo está consumado”, el infierno sufrió su más humillante derrota. Los hijos de Dios no tienen nada que perder, ni deberían entrar en el juego de los opresores. Como Elías, como los Macabeos, como Daniel y los tres jóvenes fieles a Dios que fueron arrojados al horno ardiente, e incluso como san Juan Bautista y los santos apóstoles después de Pentecostés, los cristianos deben oponerse abiertamente a la tiranía global y sus mandatos, producto de la diseminación global de los que la Santísima Virgen María denominó en sus apariciones de Fatima, Portugal, entre 1916 y 1917, como los errores de Rusia.

¿Cuándo dejará la gente de ser tan idiota y tan cobarde? ¿Cuándo volveremos todos a la vida normal sin pedirle permiso a nadie; sin escuchar a políticos, “expertos” (todos masones mentirosos) y noticieros? ¿Cuándo nos quitaremos literal y simbólicamente la máscara que hace las veces del muro de Berlín portado personalmente, ¡sobre la propia boca!, por cada esclavo del partido? Necesitamos hacerlo cuanto antes para dejar de hacer caso a tantas diabólicas estupideces; a tantas medidas ridículas y perversas de condicionamiento y control psicológico, y cada vez más económico y militar, de las masas; para empezar a vivir y morir normalmente de nuevo, como seres humanos libres, dotados de la dignidad inalienable de hijos de Dios. Ya va siendo hora de que despertemos, nos levantemos, y nos resistamos decididamente, de manera intrasigente, a tanta mentira y manipulación. Una buena estrategia es reírnos de los masones globalistas a cargo de la dictadura covidista. Empecemos a burlarnos de ellos y sus medidas, y a boicotear sus normas de pesadilla. Sólo a Dios debemos servir. Y el demonio no soporta que nadie se burle de su orgullosa miseria, aplastada contra el polvo una y otra vez por el talón de la Inmaculada.

Y junto con la risa, ayunemos y oremos, recuperemos el rostro y el contacto con el cuerpo y los gestos del prójimo; amontonémonos en la calle, hagamos fiestas, compartamos, oremos; sobre todo oremos. Los católicos/cristianos tenemos la clave para la destrucción del imperio de mentiras de esta Babel contemporánea. Es hora de unir los clanes a nivel global. El demonio sabe que le queda poco tiempo. Aunque parezca que la victoria es de las fuerzas del mal, en realidad es nuestra. Es hora de empezar una Nueva Cruzada bajo las banderas de la Inmaculada, esta vez para recuperar la civilización y el control de la cultura occidental para la Cristiandad. El antisacramento de las falsas vacunas, y la liturgia de opresión en la que éstas sirven de diabólicas pantomimas de la Sagrada Eucaristía y la Santa Comunión se combaten con los sacramentos y las armas del Espíritu Santo; y con Fe, Esperanza, y Caridad:
Ante las fuerzas de The Great Reset que instrumentalizan las médicamente ineficaces “vacunas” para someter al mundo entero al reino del anticristo nada podemos hacer por nosotros mismos, limitados como estamos por nuestras debilidades humanas. Pero con el arma del Santo Rosario, con la palabra de Dios, con la fidelidad al magisterio de la Iglesia podemos derrumbar todas las fortalezas del enemigo. Toma tu rosario, ve a hacer adoración eucarística, deja todo en las manos de Dios, y no te preocupes. Sobre todo NO TE PREOCUPES. NO TEMAS. El miedo es cosa del diablo. El Dios de los cristianos dice 365 veces a lo largo de la Santa Biblia, para cada día del año de todos los años de la historia de la salvación: NO TEMAS, QUE YO ESTOY CONTIGO. La que viene como la aurora, bella como la luna, resplandeciente como el sol, terrible como un ejército en orden de batalla, cuya alma glorifica al Señor; la misma que estuvo al lado del cardenal Burke mientras tuvo covid, y lo cuidó en su lecho de enfermo, para aguar la fiesta de quienes se delectaban con anticipación ante la posibilidad de su muerte aleccionante de no vacunado públicamente opuesto a las inyecciones del diablo, te dice:

Cerramos por ahora este artículo con las palabras del Salmo 27 que replican las de nuestra Santísima Madre de Guadalupe:


Addenda.
Carta del arzobispo Carlo María Viganò al pueblo estadounidense, publicada por el portal The Gateway Pundit, el 19 de diciembre de 2021.
“A Global Coup Has Been Carried Out Across the World – Has Destroyed the Very Foundations of the Rule of Law” – Archbishop Vigano’s Message to America (Transcript and Audio)
Joe Hoft. The Gateway Pundit. thegatewaypundit.com
La carta en cuestión, en la que se sintetizan con la maestría acostumbrada de la prosa del arzobispo Viganó los puntos más importantes de este artículo, es descrita por Thomas Lifton, quien la presenta para el portal The American Thinker, de la siguiente manera:
Archbishop Carlo Maria Viganò is a noteworthy maverick within the Catholic Church hierarchy. He retired as papal nuncio to the United States in 2016 and has exposed what he sees as great scandals within his Church. This lengthy Wikipedia entry provides background.
The archbishop has issued a Christmas letter to the United States that is unusually blunt about what he sees as a conspiracy underlying the handling of COVID. The letter was originally published in Gateway Pundit.
Thomas Lifton. The American Thinker.
La lectura de esta carta reviste gran importancia en la coyuntura presente para todos los defensores de la Civilización Cristiana Occidental, de la noción de la dignidad humana propia de esta civilización, de la libertad de los individuos y los pueblos, y de las instituticiones democráticas justas basadas en una concepción cristiana de la sociedad y la historia. A continuación se presenta el texto de la carta tal y como aparece publicado en The Gateway Pundit: